LOS EX / GOBERNADORES ZACATECANOS Y LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL. POR MANUEL IBARRA SANTOS

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En el horizonte de  la  sucesión presidencial 2012 y de la renovación del Congreso de la Unión, procesos actualmente en marcha,  los ex – gobernadores  jugarán en los contextos local y nacional, indudablemente, un rol protagónico fundamental, significándose algunos como factor de equilibrio y otros de agitación e incertidumbre.

Es innegable que, históricamente,  los ex – gobernadores han mantenido importantes espacios de influencia en la toma de decisiones políticas en la entidad. Unos las ejercen de manera pública y otros discretamente. El poder público (-la seductora y fascinante voluntad del poder que todo lo mueve, diría Federico Nietzsche-) es una especie de oxigeno sin el cual ellos o sus familias, no pueden existir. Es una tentación inevitable. Los costos de la moralidad, la ética y del dinero no importan; los caminos y las veredas, sean de izquierda o de derecha, tampoco. Lo relevante es llegar y perpetuarse.

En Zacatecas, por lo menos cinco ex – mandatarios, se significan por contar con una presencia protagónica y actuante. Algunos de ellos con evidentes nexos hacia los tejidos con los grupos políticos nacionales y otros reducidos exclusivamente a los ámbitos de trabajo local y doméstico.

Genaro Borrego Estrada, por ejemplo, se mantiene vigente no sólo por su obra como gobernador de Zacatecas, en el período de 1986 a 1992, sino por sus frescas relaciones con las élites del poder económico y político del país. Amigo de presidentes y ex –presidentes de la República. Con líneas de comunicación con dirigentes nacionales de diversos partidos. Un político zacatecano con peso específico. Influyente sin duda. Integrante de una familia que, con grandes esfuerzos, ha logrado a través de los años, desde el cimiente que dejó su padre, trascender a los planos nacionales e internacionales.

Ricardo Monreal es un  ex – mandatario no sin menos poder. Actual senador de la República. Hombre de absoluta confianza de Andrés Manuel López Obrador y de vínculos indisolubles de amistad hacia algunos miembros de la dirección nacional del PRI, donde se localizan sus antiguos maestros. En la entidad cuenta con  una respetable base social que cultiva de forma permanente, además de gozar del respaldo de una clase y un grupo económico que construyó, quizá como ningún otro, de manera tenaz y cuyos integrantes se deben indiscutiblemente a él. Sin  considerar, claro es, su fuerte presencia y ascendencia transpartidaria. Un hombre poderoso y que será en estos comicios centralmente protagónico, como ya lo es.

Por su parte, Amalia García Medina, la autodenominada representante de la izquierda moderna, no ha querido quedarse atrás y ha consolidado el control de una expresión burocrática de su partido (PRD) y ha ensanchado, a la vez, sus relaciones pragmáticas con algunas corrientes de la ultraderecha representadas al interior del PAN. Comparte la mesa de las intimidades, de conversaciones y acuerdos, lo mismo con panistas y priístas destacados como Beatriz Paredes. Para competir en contra de sus adversarios y enemigos ha acumulado relaciones, poder y riqueza. Y si no pudiera retornar ella, por cualquier circunstancia, para eso está su hija Sofía.

Del ideólogo del antiguo movimiento obrero, Arturo Romo Gutiérrez, no se puede descartar nada hasta que no se diga lo contrario. Ahí está tesonero construyendo muy cerca de AMLO y de otras figuras de la llamada izquierda, como Cuauhtémoc Cárdenas  y Amalia García Medina. Le gusta jugar a la prospectiva de los multi – escenarios, como en las pasadas elecciones en Zacatecas, en donde él se sacrificó con el PRD, pero la mayoría de sus cuadros políticos viraron hacia el neo – priísmo de Miguel Alonso, en una estratégica jugada que hizo posible el retorno al poder de una gran cantidad de “romistas”. El gabinete actual está impregnado de múltiples personajes de éste origen, por lo que en los hechos no se puede asegurar con certeza que Arturo Romo haya perdido en los pasados comicios estatales. Afirmarlo sería una falacia y una insensatez. Ningún ex –gobernador  logró, en este sentido, lo que el representante del viejo paradigma “lombardista” y siempre protegido, en vida, del antiguo líder cetemista, Fidel Velázquez.

Un priísta de siempre lo ha sido Pedro de León Sánchez, gobernador interino en 1992, quien como político ha sabido conciliar decencia e institucionalidad. Un hombre disciplinado, moralmente leal y anti – conspirativo, conducta que le ha permitido entretejer relaciones de amistad y de poder. Un personaje incluyente e imprescindible en el estudio y análisis del trabajo realizado por los gobernadores de la época contemporánea de Zacatecas.

LOS GOBERNADORES EN EL ÚLTIMO SIGLO DE HISTORIA:

De 1908 al 2008, Zacatecas registra más 30 gobernadores constitucionales,( -sin contar los innumerables ejecutivos estatales provisionales-) entre los que destacan los siguientes:

Eduardo G. Pankurst (1908),  Francisco P. Zárate (1911), Guadalupe González (1912), Rafael Ceniceros (1912), Eusebio Carrillo (1913), Enrique Estrada (1917- 1918), Trinidad Luna Enríquez (1918), Francisco Vázquez (1920), Donato Moreno (1920 -1922), Aureliano Castañeda (1924 – 1925), Fernando Rodarte (1926 – 1928), Alfonso Medina (1928 – 1929),  Luis R. Reyes (1930 – 1932),
Leobardo C. Ruiz ( 1932) Matías Ramos Santos (1932 – 1936), Félix Bañuelos (1936 – 1940), Pánfilo Natera (1940 – 1944), Jesús Hernández Olvera (1944), Leobardo Reynoso (1944 – 1950), José Minero Roque (1950-1956), Francisco E. García (1956 – 1962), José Rodríguez Elías (1962 – 1968), Pedro Ruiz González (1968 – 1974), Fernando Pámanes Escobedo( 1974 – 1980), José Guadalupe Cervantes Corona (1980 – 1986), Genaro Borrego Estrada (1986 – 1992), Pedro de León Sánchez ( 1992), Arturo Romo Gutiérrez (1992-1998), Ricardo Monreal Ávila (1988-2004), Amalia García Medina(2004-2010) y Miguel Alonso Reyes (2010…)

En los últimos cien años de vida política en Zacatecas, contando los períodos constitucionales e interinos,  en la entidad se tiene documentada una historia de más de 260 etapas gubernamentales diversas, lo que habla de una era de gran inestabilidad e incertidumbre para el Estado, sobre todo en la primera mitad del siglo XX.

De 1908 a 1944, se sucedieron de manera continua casi 252 periodos en la administración estatal, con gobernadores efímeros algunos de ellos.

No obstante esto, la primera mitad del siglo XX en Zacatecas, estuvo dominada políticamente por algunos personajes, entre los que se pueden mencionar los siguientes: Eduardo G. Pankurst, Enrique Estrada,  Leobardo C. Ruiz,  Donato Moreno, Félix Bañuelos, Matías Ramos Santos, Antonio Ramírez, Jesús Escobar y Pánfilo Natera, entre otros.

En 1944, con Leobardo Reynoso, inicia el período de los gobiernos sexenales y con ello también el comienzo  de una nueva fase de estabilidad para la vida de Zacatecas.

Por cierto, Leobardo Reynoso es el  ex mandatario con la más longeva y prolongada etapa de influencia transexenal en la historia política contemporánea del Estado, al grado de llegar a imponer gobernadores, en varios períodos y etapas. El espíritu de don Leobardo debiese encontrarse a buen resguardo y no desempolvar su estirpe de caudillo y de cacique. Hay que evitar que se le invoque, para evitar que resucite, encarnado en los políticos de nuevo cuyo que desean emularlo.

De Leobardo Reynoso a Miguel Alonso Reyes han transcurrido 13 gobiernos estatales constitucionales, uno de ellos interino, encabezado por Pedro de León Sánchez, en 1992.

Los ex – gobernadores, más allá de sus aspiraciones legítimas para ellos y sus familiares, hoy tienen también el compromiso de ser factores de unidad y de progreso- y no de desgarramiento y confrontación- para Zacatecas.

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