SABER GOBERNAR. Por María Guadalupe Muro Robles

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Cuando uno descubre que se encuentra en el fondo de un hoyo, lo primero que tiene que hacer es dejar de cavar. Se podría decir, con terminología más académica, que rectificar es de sabios. La sabiduría práctica es la prudencia, virtud propia de una razón que se corrige continuamente a sí misma. Quien desconoce esto, ignora casi todo del arte de gobernar. (Alejandro Llano, profesor de filosofía Universidad de Navarra)

La mayoría de los gobernantes que llegan al poder no se han preparado previamente en el oficio de Gobernar, y digo oficio porque aún no hay indicios de que esa actividad se alinee  hacia un perfil profesional.

Es muy lamentable que ya en la actividad gubernamental los ciudadanos tengamos que sufrir las consecuencias de la improvisación de los que nos gobiernan, es claro que administrar los recursos públicos y  diseñar las políticas públicas más convenientes para nosotros los ciudadanos no es tarea fácil, pero tampoco lo es imposible, y existen muchas personas con la capacidad suficiente para ello, lo malo es que los puestos directivos y de gabinete se siguen seleccionando en base a compromisos políticos de los titulares del poder ejecutivo, sin embargo es claro que esos compromisos no los hicimos nosotros , la ciudadanía que en resumidas cuentas somos los dueños y accionistas principales del Gobierno, llámese Estatal, Municipal o Federal, es claro que a los que nos tienen que dar cuentas es a nosotros que decidimos que estuvieran ahí, no los partidos políticos, grupos  o personajes de cualquier tipo.

Don Enrique González Pedrero, ex gobernador de Tabasco decía que con dinero cualquiera podía gobernar, que el reto era precisamente enfrentar las necesidades de la gente dando respuestas contundentes con los recursos que se tuvieran a la mano; que esa es la esencia de la política. Sin embargo esas pre claras enseñanzas hoy día las siguen muy pocos. Cierto y muy claro, ya no es suficiente el tener solo recursos públicos suficientes o para repartir, ahora el reto es aplicar esos recursos con inteligencia y eficiencia, es buscar administrarlos y aplicarlos en acciones que aporten valor e impacto al sistema de vida de los ciudadanos a los que va dirigido, como también es muy importante que esas acciones sean con un impacto a largo plazo, o sea que el beneficio sea duradero inclusive que traspase al propio periodo gubernamental, eso significa realizar acciones de gobierno dignas de un ESTADISTA, el cual aún seguimos esperando las y los Zacatecanos.

Un Estadista es aquel político que a diferencia de un simple político o gobernante en turno, tiene el suficiente poder creativo para proponer iniciativas que no sólo resuelvan o mejoren temporalmente una situación o problemática, sino que también sirve y es aceptada con beneplácito por sus conciudadanos aún en los años posteriores a su gestión, es decir, que convierte sus ideas y acciones en políticas de estado, las cuales trascienden en el tiempo y en la memoria y la vida de los gobernados, cualquier gobernante que quiera trascender debe buscar afanosamente la forma de realizar lo mejor posible su labor gubernamental y exigir a su equipo, que generen   las condiciones necesarias para lograr que su Gobierno sea  más de lo que la gente espera.

Para llegar a ser un ESTADISTA primero hay que ser un líder nato, un líder que se distinga por tener el poder de decisión firme en el manejo y dirección de su equipo de trabajo hacia un solo rumbo y un solo fin. El de cumplir con las necesidades de la ciudanía, con el 100% de entrega.

Los grandes liderazgos morales no se construyen en el vacío. Se construyen dentro de una convivencia de  desolación y  esperanza, en tiempos de dificultades sociales y económicas, no en la prosperidad y tranquilidad, ahí en la desolación y desarmonía se prueban laos liderazgos y la grandeza de los gobernantes.

También los liderazgos se construyen  en un espacio de ejemplaridades conceptuales en el que es posible garantizar plenamente la libertad y la dignidad de los ciudadanos sin dejar de satisfacer las exigencias de un equilibrio histórico cada vez más desarrollado y de un ejercicio sereno y realista de las responsabilidades que impone el poder, poder que debe de ser usado con inteligencia y sabiduría, inteligencia para resolver problemas y sabiduría para evitarlos.

Cuando se toman decisiones que no favorecen a la ciudadanía, y se hacen bajo la perspectiva de cumplir con intereses minoritarios sin tomar en cuenta la opinión de la misma, se cae en la impresión de desgobierno, o cuando sólo se toman decisiones en áreas  muy polémicas y emergentes dejando fuera de toda atención al trabajo organizacional del propio gobierno, trabajo que hace crecer la economía y las oportunidades de desarrollo del Estado.

La ciudadanía está exagerando su docilidad y su tolerancia. Pero hasta el conformismo tiene un límite. A todos nos conviene que no se cruce esa línea roja, pues el cruzarla resultaría muy peligroso para la estabilidad de todo un Gobierno y por consecuencia un estado.

Es por ello que hay que gobernar bien y con la ciudadanía, y  en una democracia como la nuestra, es obligado el enjuiciamiento público de las decisiones del Gobierno, ventilar los problemas, aceptarlos y discutirlos es el primer paso para resolverlos.

lupita_muro@hotmail.com

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