LAS TESIS INICIALES

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Por Marco Antonio Flores Zavala

Este año, entre abril y septiembre, se cumplen 30 años que presenté dos tesis de licenciatura. Una en Derecho, otra en Humanidades; ambas en la Universidad Autónoma de Zacatecas. El famoso affaire Yasmín Esquivel me ha provocado rememorar en lo que yo estuve, no tanto en los plagios, sino en el proceso de elaboración de los ensayos que presenté ante jurados diferentes.

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En junio de 1991 concluí los estudios formales en Derecho. En mi certificado no se señala qué parte de las calificaciones fueron resultado de más de tres exámenes extraordinarios, uno o dos a título y de repetición de cursos –uno en Derecho Civil y otro en Amparo, donde por cierto coincidimos el ahora gobernador de Zacatecas, un exdiputado local, unas dos docenas de recursantes de la crucial materia (aporte del derecho mexicano al mundo civilizado) y yo-.

El recurso de Amparo fue con el mismo profesor, así que tuve ocasión de demostrar que era un estudiante que aprendió con solvencia desde el primer curso y fueron las inasistencias las que provocaron mi reprobada…

El segundo curso de Amparo fue en el semestre enero-junio de 1991; al mismo tiempo que debí llevar el Seminario de titulación. Buen profesor el de Amparo, hoy día es mi amigo personal. El de Seminario nunca se presentó en el aula, ni siquiera para indicar que era el cobrador universitario. Alguna vez lo abordé en pasillos, para preguntar sobre el curso, él me vio, quizá escuchó y siguió de largo. No volví a saber de ese profesor, salvo rumores de lo agradable, inteligente y don de gentes, de lo cual yo nunca supe de ello. Total, concluí derecho

Al mismo tiempo cursaba la licenciatura en humanidades –todavía no era con terminal en Letras, Historia o Filosofía-. Entre 1991 y 1922 tomé las que se suponía eran las últimas materias de tal novedosa carrera en Zacatecas. Aquí sí tuve profesor del Seminario de Tesis. El profesor era un serio y joven maestro recién egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa en la Maestría en Historia.

Lo que hice, aprovechando que estaba fuera de las agobiantes materias de Derecho, aprovechar el curso de Humanidades para elaborar los proyectos de investigación. A fin de cuenta fueron en historia, uno en historia de derecho constitucional regional y otro en historia literaria elaborada por escritores de la localidad.

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En la elaboración de los proyectos influyó totalmente el maestro joven de Humanidades; en [APFF1] derecho no tuve profesor de Seminario, nada, salvo rumores de su estilo abogadil y político –dependiente de siempre del senador Monreal-. Con el maestro joven aprendí qué era el proyecto, sus secciones –ya entonces estaba presente Umberto Eco-; supe la distinción entre plan de trabajo y del cronograma. La importancia de la metodología y las perspectivas -entonces no existía el boom de los giros lingüísticos ni la especialización del derecho en Zacatecas, por lo que laboré sobre generalidades y una precaria bibliografía existente entonces-.

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Lo hecho en Humanidades fue entre agosto de 1991 y junio de 1992. El trabajo escolar era vespertino. El laboral personal entonces lo desempeñaba en una escuela privada, de las que están por la avenida Pedro Coronel.

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Desde enero de 1992 inicié el ensayo-tesis de Humanidades. Era un farragoso recuento del periodismo y sus escritores, quienes hicieron la prensa en un amplísimo lapso en Zacatecas, de 1825 a 1965. Tuve como base y referentes las obras de Rafael Carrasco y Elías Amador.

Con la asesoría del joven maestro concluí el documento el segundo semestre del 92. Presto a presentar el examen de Humanidades, se advirtió que faltaban créditos escolares, por lo que debí volver al aula y presentar revalidación de trabajos escolares. Pasó un año de trámites y corrección del documento escolar. En todo momento conté con el apoyo del maestro de Humanidades, hasta me ayudó a la corrección ortográfica y de estilo.

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Toda la enseñanza en Humanidades la volqué en Derecho. Resulta que pedí de asesor a un alto funcionario estatal, quien aceptó el nombramiento. Cada mes me recibía en su despacho para conversar sobre los avances, recomendaba lecturas (era un avezado lector de Proceso, Nexos y libros clásicos de Derecho de la UNAM –por clásicos refiero a Felipe Tena Ramírez, Ignacio Burgoa, Jorge Carpizo y Refugio González) y recaíamos en un tema dilecto para él: la sucesión gubernamental –él se la “jugaba” con el hombre de las izquierdas de entonces-.

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Para el ensayo de Derecho tuve como base a Elías Amador y la escasa bibliografía sobre la historia constitucional regional. También concurrí al lapso 1825-1865.

Este ensayo me gusta todavía, trata de las constituciones elaboradas en el estado, su vinculación con las revueltas políticas decimonónicas y a la “sombra de la Revolución”. De ella resultó la colección de textos constitucionales que publicó en 1997  la Universidad de Zacatecas y el gobierno de izquierdas citado. El libro lo coordinó el maestro Guillermo Huitrado y colaboró Marcela Contreras. El libro todavía es fotocopiado y citado de forma errónea, pues se privilegian al editor y no a las formas de citación de una ley.

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El ensayo de Humanidades también ha corrido con suerte. Ha sido publicado en forma de capítulo y Catálogo de Hemerografía, ambos están fuera de la Universidad y arbitrados por pares externos.

En los meses precedentes he vuelto a esas tesis. Se volverá a publicar el catálogo de periódicos con una sustancial actualización y revisión de datos. En lo que toca a Derecho estoy finalizado una edición crítica de la Constitución de 1825. El trabajo va lento, pero va.

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Por cierto, en los meses que ocurrió la elaboración y presentación de la tesis de Derecho fue contemporáneo al establecimiento de cursos por seminarios para tesinas, hecho necesario para colaborar en el proceso de profesionalización en la burocracia y el aparato judicial regional.

En Humanidades la titulación era parte del proceso de consolidar la licenciatura y fortalecer el perfil profesional de los egresados, pues ya la mayoría participaba en el sistema educativo público y en la planta docente de la Universidad.

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La presunción personal, envuelta en la rememoración, viene por aquello de la declaración de la asesora de Yasmín Esquivel que no existía metodología de investigación en derecho y madurez en la elaboración de tesis. Es errónea y raquítica la declamación de la abogada. Las copias y las piraterías siempre han existido, tanto como los oficios que realizan esas prácticas, como también concurren la permanente cientifización y profesionalización de los estudios universitarios.

En fin, entre tesis, elaboración de proyectos, copias sustanciales famosas andamos.

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